Por salud… pero sin medicina

Ahora resulta que el gobierno quiere que creamos que el nuevo sablazo de impuestos es por salud. Sí, así, con tono celestial y cara de santo. Que si el refresco engorda, que si el cigarro mata, que si los videojuegos te hacen violento, que si las apuestas destruyen familias… ¡Oh, pobrecitos de nosotros, qué haríamos sin el gobierno cuidándonos de nosotros mismos!

Dicen que subirán el impuesto al refresco “para que la gente deje de consumir azúcar”. ¿Y si mejor le suben al surtido de medicina, compas? Porque el que tiene diabetes no se está muriendo por el refresco, se está muriendo porque no hay insulina. Pero eso sí, el litro de Coca ahora cuesta casi lo mismo que una visita al doctor (de los que sí te atienden, porque los del IMSS están de vacaciones o en paro).

Y los cigarros… ¡ni se diga! Suben el impuesto “para salvar vidas”. Qué nobleza, caray. Mientras tanto, en los hospitales faltan medicamentos para el cáncer. Es decir: te quitan el vicio, pero no te dan la cura. México mágico.

El colmo es que lo llaman “impuestos saludables”. ¡Saludables para quién! Para Hacienda, que va a engordar la panza con más de setecientos mil millones de pesos. Porque a ver, ¿cuándo han visto que lo recaudado por el IEPS se use para mejorar hospitales? O para surtir medicinas. O para poner doctores donde no hay ni camillas.

Y no me vengan con el cuento de que es “para prevenir la obesidad”. Antes de hablar de salud, deberían asegurarse de que haya hospitales funcionando, esos que cada año inauguran con moños y discursos pero siguen vacíos o sin equipo. Que el que tiene insuficiencia renal no tenga que rifarse el riñón (literal) para conseguir sus tratamientos. Que el hipertenso no ande partiendo las pastillas a la mitad para que le alcancen. Que el diabético no tenga que rogar por su insulina como si fuera premio de rifa.

Pero no, más fácil decir que la culpa es del azúcar, del cigarro y del PlayStation. Así nos distraen mientras nos cobran más por todo. Y cuando reclamas, te dicen que “es por tu bien”. Pues si eso es por nuestro bien, ya ni quiero imaginarme cuando se les ocurra algo “por justicia”.

El discurso de “por salud” ya parece chiste cruel. Es como si el mecánico que te descompuso el carro te cobrara otro tanto “para que no manejes y te cuides de los accidentes”. Así de torcido está el asunto.

Lo triste es que muchos lo compran. Dicen “pues está bien, así la gente deja el refresco”. Sí, nomás que también dejan la comida porque todo sube y los sueldos no. Y de paso, dejan las ganas de creer que algún día tendremos un sistema de salud digno.

No hay medicina, no hay equipo, no hay doctores, no hay hospitales terminados, pero eso sí: ya hay impuestos nuevos. ¡Eso sí funciona al cien! México tiene escasez de todo, menos de pretextos.

Así que no, señor gobierno, no me venga con el cuento de que es por salud. Es por caja. Por recaudación. Por tapar los hoyos del gasto. Y si a eso le quieren poner azúcar glass de moralidad, háganlo, pero no esperen que el pueblo se lo trague sin hacer mueca.

Porque cuando el discurso se vuelve tan falso, ya ni con edulcorante pasa.

Y todo esto  por salud, según ellos lo digo yo, el Goyo310.

¡Fugaaaaa! 

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