Se calentó el menudo… cambios y más cambios en el gabinete rochista.

Pos sí mi gente, ayer la política sinaloense se calentó y no poquito eh, se puso pa’ abanico, con abanico eléctrico, porque la cosa ardió. Rocha Moya por fin metió mano en su gabinete y el movimiento levantó más polvo que carro en terracería con las lluvias de octubre.

Lo del Pity Velarde ya olía a salida desde hace rato. Era cuestión de tiempo pa’ que dejara la Secretaría de Economía y se pusiera a atender esos asuntos personales que, mire usted, nacieron en un antro donde la música estaba alta, las luces bajas y las cámaras encendidas. Dicen que ahí fue donde se armó la historia que hoy lo tiene enredado en investigaciones.

Y claro, Rocha tuvo que soltarlo. Porque en política, cuando un escándalo empieza a oler, el gobernador se tapa la nariz antes de que se le apeste todo el gabinete. Más vale cortar una rama que perder el árbol completo.

Apenas se supo la noticia, empezó el clásico juego de los políticos, las quinielas, las apuestas, las filtraciones de WhatsApp. ¿Quién llega en su lugar? Que si fulano tiene los conectes, que si mengano trae el padrino, que si la otra tiene padrinote. Ya sabe usted cómo se pone el chismógrafo político.

Pero mientras todos jugaban al adivino, aquí como siempre ya lo habíamos dicho primero. Feliciano Castro dejaría la Secretaría General de Gobierno, y más de uno dijo que no podía ser, que si Feliciano es de los duros, de los cercanos, de los que no se mueven. Pues se movió.

Ahora muchos se preguntan por qué Feliciano y no otro. La respuesta está fácil. En Economía puedes no brillar, puedes no hacer ruido y no pasa nada. Pero en la Secretaría General de Gobierno, donde se mueven los hilos, los acuerdos, los favores y las presiones, no puedes dormirte ni un día. Y parece que ya había más grilla que operación.

Pero la bomba no fue quién se iba, fue quién llegaba. Y ahí sí, mis respetos, jugada fina. Geraldine Bonilla, la todavía presidenta del Congreso, la que hasta hace unas horas dirigía los debates y los berrinches de medio Sinaloa político, llega a ocupar la Secretaría General de Gobierno. Una mujer con carácter, con línea, con control, y sobre todo con algo que pesa más que el cargo, la confianza directa del gobernador. (Sarcasmo) 

Y mientras todos se reacomodaban, vino el segundo golpe. ¿Quién se queda en la Mesa Directiva del Congreso? Pues otro verde, literal. Rodolfo Valenzuela, diputado del Partido Verde Ecologista, ese que hace unos meses nadie pelaba, hoy anda sonriendo como si le hubieran dado las llaves del Congreso y chance también las del futuro.

Porque ojo con esto, el Verde de Rocha se quedó con todo. Tienen la Mesa Directiva, la Secretaría General y una buena parte de la operación política del Estado. Y no es que Rocha se haya pintado de verde, no. Es que encontró en el Verde un color que no mancha tanto como el rojo ni desgasta tanto como el guinda. Color de camuflaje, pues.

No olvidemos que dentro de la política sinaloense  hay tres corrientes bien marcadas. El grupo de Quirino, coordinado por Ricardo Madrid, que sigue moviendo piezas y todavía trae gasolina. El de Chuy Valdés, que aunque no es ya tan visible, sigue hablando al oído de varios. Y el Verde Ecologista, con Rodolfo Valenzuela al frente, que no grita, no pelea, pero ya se acomodó donde cae el poder.

Y ahora que Geraldine está en la Secretaría General, el Verde tiene lo que en política se llama doble llave, controlan la puerta del Congreso y la del Gobierno. Y eso, mis amigos, se llama poder.

A Rodolfo se le cumplió el sueño, el muchacho la armó. Y Geraldine, ni se diga, da un salto que la coloca en el mapa de las grandes ligas sinaloenses. Porque estar en la Secretaría General de Gobierno es estar donde se cocina todo lo importante. Ahí no se firman papeles, ahí se deciden futuros.

Y sí, se viene más movimiento. Esto apenas comienza. La grilla está prendida y Rocha, con todo y su calma de maestro, está moviendo las piezas como quien ya no quiere que le muevan la silla. Hay rumores de más cambios, de esos que se cocinan al calor de las copas, como decía un viejo lobo de mar de la política sinaloense. Y no duden que en los próximos días empiecen a aparecer más nombres en la lista de relevos.

La verdad es que Rocha se tardó. Estos ajustes debieron darse a mitad de año, como dicta la costumbre política, justo cuando la luna se voltea y los funcionarios ya traen la maleta lista. Pero más vale tarde que nunca. Y ahora los cambios traen mensaje, traen dirección y traen destinatario. El que quiera entender, que entienda.

Por lo pronto, lo oficial es esto. El Pity se va de Economía. Feliciano se mueve pa’ allá. Geraldine se trepa a la Secretaría General. Y Rodolfo se sienta en la silla del Congreso.

Y mientras unos celebran, otros tiemblan. Porque en la política sinaloense cada sonrisa nueva significa una renuncia pendiente. Y si no lo creen, pregúntenle al que ayer tenía poder y hoy ni el saludo.

Así que sí mi gente, la política sinaloense se calentó, se movió, se reacomodó. Y no fue por el clima. Rocha aprieta, el Verde sonríe, y los demás, pues a ver si alcanzan silla cuando pare la música.

Y como siempre digo, ya saben, digan lo que digan, aquí se los dijo un loco, pero un loco que casi siempre tiene la razón un día antes que todos.

A según yo, El Goyo310 Fugaaaa 

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