El Fracaso Electoral: Cuando el Desinterés Se Convierte en Voto Nulo

¡Qué desmadre el que nos regalaron en la reciente elección judicial! A nivel nacional, más de 10 millones de votos nulos hicieron su aparición estelar, marcando un alarmante 10.80% de la participación. Este porcentaje no solo supera cualquier registro desde 1994, sino que se convierte en un balazo directo a la credibilidad del sistema electoral. ¿Quién lo diría? Nunca antes habíamos visto un fiasco tan monumental en un proceso que se suponía iba a ser histórico.

La oposición, que nunca había tenido tantos votos, se llevó la sorpresa del siglo. La gente, en un acto de clara rebeldía, no solo se quedó en casa, sino que decidió dejar su huella en las boletas, anulándolas. Este no fue un simple voto en blanco, fue un grito en las urnas de que la selección de jueces y magistrados no debería hacerse así. La gente expresó su descontento de una manera contundente, y el mensaje fue claro: “No me gusta nada de esto”.

Los números son reveladores. Con un 11.82% de recuadros dejados en blanco, la complejidad de las boletas y la cantidad de nombres a elegir jugaron un papel crucial en la decisión de muchos de no participar. En total, se registraron más de 21 millones de boletas que no contribuyeron a elegir a ningún aspirante. La gente estaba tan confundida que prefería no marcar nada antes que arriesgarse a votar por alguien que no conocía.

La consejera Dania Ravel tuvo la valentía de llamar a la reflexión sobre el proceso. “Las boletas fueron complejas y hubo demasiadas candidaturas”, dijo. ¿Y qué hicieron para mejorar la situación? Nada. La jornada electoral se convirtió en un ejercicio de desesperación. Mientras tanto, la presidenta Claudia Sheinbaum celebraba el evento como un “éxito histórico”. Pero para muchos, esto se sintió más como una burla que un logro.

Y hablando de burla, en Sinaloa las cosas no son diferentes. En Sinaloa no fue la excepción, pues aunque el Congreso le sacó la vuelta al proceso local y solo había seis boletas, el resultado también fue un rotundo fracaso. Justificaciones se escuchan en todos lados, pero la realidad es que, de ser el estado que mejor porcentaje representaba para el morenismo, quedó igual de madreado que el resto del país. Claro que hay culpables, y seguramente el primer morenista, Rocha Moya, ya tiene listo el machete para empezar a cortar cabezas y no dejar que esto pase de nuevo en la próxima elección.

Si los números a nivel nacional son preocupantes, en Sinaloa el eco de la desilusión resuena aún más fuerte. La próxima elección podría ser un verdadero desafío para aquellos que todavía creen que la gente se dejará manipular. La apatía y el desinterés han hecho de este proceso un mal olor en el ambiente político, y si no se toman cartas en el asunto, la próxima vez podría ser un verdadero fiasco. ¡A ver cómo se las arreglan para salir de este hoyo!

Todo esto, según yo, el Goyo310… y si se enojan algunos por lo que digo, ya saben, me vale madre. ¡Fugaaaa!

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