A ver, compas, hablemos claro de esta nueva Ley de Telecomunicaciones. Mientras el gobierno nos quiere vender la idea de que todo es por nuestro bien, la verdad es que estamos en un juego donde nosotros somos las víctimas y ellos los que tienen el control. La neta, ya cansa tanta palabrería. Nos están metiendo el dedo en la boca y encima dicen que es para nuestro propio beneficio. Si eso no es una falta de respeto, entonces no sé qué lo es.
¿De qué sirve que nos digan que están mejorando las telecomunicaciones si al final lo único que hacen es abrir la puerta para que nos vigilen? Ahora resulta que la geolocalización es la nueva moda, como si fuera un accesorio de la temporada. ¿Desde cuándo nuestras vidas son un producto que se puede rastrear sin que nadie nos avise? Estamos hablando de privacidad, de nuestro espacio, y aquí lo que hacen es abrir la puerta para que entren todos los que quieran. ¿Y para qué? Para que nos sigan como si fuéramos perros con collar. ¡Por favor! Ya no estamos en la prehistoria, pero parece que nos tratan como si sí.
Y no me hagan hablar de las advertencias previas. ¡Qué chiste! Es como si me dijeran que me van a robar, pero que primero me van a preguntar si estoy de acuerdo. ¿A quién quieren engañar? La libertad de expresión se está desmoronando más rápido que un taco de carne asada en la tarde. Y lo peor es que los que se dicen defensores de nuestros derechos se quejan, pero no hacen nada más que gritar desde la banca. ¿Dónde estaban cuando se necesitaba acción? ¡Hombre! Ya parece que la oposición se olvidó de cómo se lucha de verdad. Están más preocupados por su imagen que por el pueblo.
La realidad es que esta ley no es más que un disfraz de modernidad. Nos quieren hacer creer que todo está bien y que esto es un avance, pero en realidad es un retroceso disfrazado. Cada día que pasa, nos quitan más y más libertades. Y mientras ellos se llenan los bolsillos, nosotros seguimos bailando al son que nos ponen, como si no tuviéramos voz ni voto en este asunto.
A veces me pregunto si están jugando con nosotros como si fuéramos títeres. Cada vez que suena la campana, ellos hacen su jugada, y nosotros somos los que quedamos en el suelo, preguntándonos qué pasó. Nos están tratando como si fuéramos un montón de ignorantes, cuando en realidad somos los que sabemos lo que necesitamos. La ley se presenta como una solución, pero a la hora de la verdad, es solo un nuevo mecanismo para mantenernos callados.
¿Y qué pasa con la oposición? Ah, ese es otro tema. Los que se rasgan las vestiduras por la ley son los mismos que, en su momento, también hicieron de las suyas. ¿Acaso no se acuerdan de cuando ellos estaban en el poder y también tomaban decisiones que perjudicaban al pueblo? Hacen mucho ruido, pero al final del día, no hay acción. Es como si fueran un disco rayado que repite la misma canción. ¿Dónde está su plan? ¿Dónde están sus propuestas? En vez de ofrecer soluciones, solo se dedican a criticar, y eso no es suficiente.
La neta, lo que necesitamos es despertar y darnos cuenta de que estamos en un juego en el que los únicos que ganan son los que están en la cima. Aquellos que creen que sus decisiones son las que importan y que nosotros somos solo un número más en su lista. Así que, ¡a despertar, raza! Que no nos sigan viendo la cara. La ley que nos quieren imponer no es más que una trampa para mantenernos callados y obedientes.
Y mientras tanto, el ciudadano de a pie sigue luchando, buscando informarse, tratando de entender qué demonios está pasando. En este país, donde los problemas son más grandes que las soluciones, lo único que queda es la resistencia. Resistir a la censura, resistir a la manipulación, resistir a la idea de que no tenemos voz. Porque al final del día, somos nosotros los que pagamos el precio de sus decisiones. ¡Y que no se nos olvide nunca!
Así que, a seguir peleando por nuestras libertades, a no dejar que nos quiten la voz y a exigir que, en este país, se escuche también a los que no tienen poder. Porque la lucha apenas comienza, y no podemos darnos el lujo de quedarnos callados.
Todo esto según yo, el Goyo310… suficiente tengo con la vigilancia 24/7 de mi mujer como para que vengan otros a checarme, jaja. ¡Fugaaaaaa!