En Sinaloa, el PRI ha dado un giro que ni el más surrealista de los artistas podría haber imaginado. De ser los grandes pasteleros que hacían pasteles de 6 pisos, esos que eran el orgullo del barrio en cualquier celebración, hoy se han convertido en un grupo de migajeros que raspa la olla, intentando encontrar algunas migajas que ya ni siquiera deberían considerar. Es un espectáculo de grotesco, donde los glotones se pelean por las sobras de un banquete que, seamos sinceros, ya no les pertenece.
Y en este desmadre absurdo, encontramos a Paloma Sánchez, quien se ha convertido en el foco de todas las críticas. Su carrera política es un verdadero laberinto de contradicciones. Se pasea por los medios como si tuviera la solución a todos los problemas, pero su discurso es, en realidad, un eco de quejas vacías. Paloma se ha convertido en la reina de la crítica, lanzando dardos a diestro y siniestro, pero sin una sola propuesta concreta. Criticar al gobernador Rocha es fácil; la pregunta es: ¿qué está haciendo ella para cambiar la situación? La política no es un concurso de gritos, Paloma; se necesita acción, no solo palabras.
Es alarmante ver cómo, después de dos campañas, Paloma aún no ha logrado entender la realidad de Sinaloa. La crisis que enfrenta el estado es profunda, y ella, en lugar de aportar soluciones, se limita a señalar los problemas. ¿Dónde está su propuesta para abordar la situación? Es un cinismo insoportable que, con tanto tiempo en la política, todavía no tenga una estrategia clara para ayudar a la ciudadanía. En lugar de presentar una visión que inspire, se presenta como una figura que critica sin cesar, como si eso fuera suficiente.
Y mientras Paloma lanza sus críticas, también tenemos a Paola Garate, quien está haciendo lo suyo en medio de este caos. Sin embargo, lo que se ha filtrado es que su estrategia se basa en el golpeteo y la pelea contra sus propios compañeros. ¡Qué irónico! La defensora de los buenos tratos políticos hoy es la primera en jugar sucio. Es como si estuviera en una lucha libre, buscando ganarse un lugar a base de chingadazos en lugar de propuestas. Y lo más triste es que, mientras ambas se pelean por ser la voz del PRI, el partido se desmorona a su alrededor.
Gracias a este espectáculo de peleas internas y tonterías, el PRI está en la cuerda floja, y si no se ponen las pilas, podrían quedarse sin registro. Ningún partido político está interesado en formar alianzas con ellos. Pueden intentar hacer tratos hasta con el Diablo, pero lo cierto es que nadie quiere asociarse con un PRI que ha dejado de ser relevante. Eso es algo que deberían tener bien claro quienes dirigen el PRI en Sinaloa: su reputación se ha deteriorado tanto que las alianzas se han vuelto imposibles.
Lo que está en juego es serio. Si los líderes del PRI no se dan cuenta de que están al borde de la extinción, pronto se quedarán no solo sin el pastel, sino ni siquiera con las migajas. Han logrado chingarse el pastel entero y ahora están a punto de hacer lo mismo con las sobras. La situación es alarmante, y mientras Paloma y Paola se enfrascaban en sus pleitos, el verdadero enemigo, que es la apatía y el desencanto de la gente, avanza sin que ellas se den cuenta.
Y en este asunto, César Emiliano, el presidente del PRI, intenta mantener un poco de orden, pero está atrapado en un juego donde las decisiones no son realmente suyas. Es como si estuviera en una carrera de obstáculos sin saber cuál es el siguiente paso. Con una plantilla de candidatos que se pelean entre ellos y una imagen pública que se desmorona, ¿cómo puede él liderar algo? Es un espectáculo patético ver cómo intenta mantener la fachada de un líder mientras su partido se desmorona a su alrededor.
El PRI se encuentra atrapado en un ciclo de luchas internas, donde las quejas de Paloma Sánchez y los golpes bajos de Paola Garate resuenan más que cualquier propuesta de solución. Mientras se pelean por las migajas que quedan, el verdadero desafío es unir fuerzas y ofrecer algo que realmente resuene con la ciudadanía. Si no logran salir de este ciclo de peleas y quejas, pronto se verán obligados a buscar nuevos empleos, porque la política no es un espectáculo, es un compromiso. Y si el PRI no se pone las pilas para ofrecer soluciones en lugar de quejas, se quedará atrapado en su propio juego, buscando en la olla vacía mientras el resto del mundo avanza. ¡Qué espectáculo tan lamentable!
Todo esto, según yo, el Goyo310… Y como dijera mi estimado Mario, no pasa, y si pasa, pues no pasa nada.