CAJA POLÍTICA| Coordinación y oficio frente al arancel al tomate.Por Yamir de Jesús Valdez Álvarez.

La economía sinaloense no se defiende con discursos vacíos ni con buenas intenciones, sino con gestión técnica, visión empresarial y relaciones estratégicas. Ante la reciente imposición de un arancel del 17.09% al tomate mexicano por parte de Estados Unidos, Sinaloa no se quedó esperando a que otros resolvieran el problema: activó su músculo económico y político desde lo local hacia lo internacional.

El encargado de encabezar esta respuesta ha sido Ricardo “El Pity” Velarde Cárdenas, secretario de Economía del estado. Su reacción ha sido puntual y bien orientada: defender el principal producto de exportación agrícola sinaloense no con alarmismo ni retórica, sino con datos, contexto y estrategia. Consciente de que este no es un conflicto menor, Velarde ha recordado el antecedente de 2019, cuando una situación similar derivó en la suspensión del arancel luego de meses de negociaciones bilaterales. Aquella experiencia hoy sirve como guía, no como anécdota.

En lo que va del 2025, Sinaloa ha vendido 550 millones de dólares en tomate de exportación. Para darnos una idea de la magnitud, eso representa más que muchas industrias completas de otros estados. Es un producto que simboliza empleo, desarrollo y competitividad, sobre todo en las regiones agrícolas. Que Estados Unidos —principal comprador— aplique una medida que eleva artificialmente su precio, afecta a los consumidores norteamericanos pero también pone en jaque la estabilidad económica de miles de familias sinaloenses.

Pero lo interesante no es solo la reacción del secretario, sino su estilo. A diferencia de otros funcionarios que se limitan a reaccionar o repetir comunicados oficiales, “El Pity” Velarde aporta una visión desde su propia experiencia empresarial. Entiende las dinámicas del mercado, conoce la lógica de los clientes internacionales y habla el lenguaje de quienes trabajan en el sector productivo. No es casualidad que en cada uno de sus posicionamientos se apueste por el equilibrio: ni alarmismo ni complacencia, sino información clara y acción coordinada.

Esa coordinación ha sido particularmente notoria con la Secretaría de Economía federal, encabezada ahora por Marcelo Ebrard. Lejos de protagonismos o fricciones partidistas, la relación entre ambos secretarios ha sido de sinergia. Mientras Ebrard aporta una trayectoria internacional probada, con redes diplomáticas envidiables y una capacidad de interlocución global, Velarde mantiene el pulso del sector productivo estatal, con cifras actualizadas y sensibilidad local. El diálogo entre ambos parece más de colegas que de jerarquías, y eso es una buena noticia para Sinaloa.

En un país donde a menudo las decisiones económicas se toman sin consultar a los territorios que verdaderamente producen, contar con un secretario que alza la voz con argumentos y respaldo institucional no es menor. Ricardo Velarde ha dejado claro que Sinaloa no aceptará medidas arbitrarias sin dar la batalla. No es una defensa emocional, sino una negociación técnica, respaldada en números: en 2024, el tomate mexicano generó 190 millones de dólares solo en ventas hacia Estados Unidos, y dos de cada tres tomates que se consumen allá provienen de México.

Además, el secretario ha sido claro en otro punto esencial: no se prevé una reducción en la exportación de tomate sinaloense. A pesar del arancel, la dependencia estructural del mercado estadounidense hacia este producto mexicano sigue siendo muy alta. Eso no significa que se pueda bajar la guardia, pero sí da margen para que la diplomacia comercial surta efecto, como en 2019.

Por su parte, el gobernador Rubén Rocha Moya ha reiterado que su gobierno continuará con las gestiones necesarias para mantener la competitividad del tomate y proteger a los productores sinaloenses. Sin embargo, en esta coyuntura específica, es la figura del secretario Velarde la que ha salido al frente, posicionándose como un actor clave en la defensa económica del estado. Su manejo del tema no solo evidencia preparación, sino también una habilidad política que trasciende el escritorio.

En tiempos donde muchos políticos se esfuerzan por parecer cercanos al pueblo sin entender los problemas reales del sector productivo, “El Pity” Velarde representa una excepción. Su paso por el mundo empresarial le da una ventaja que hoy se vuelve fundamental: sabe de márgenes, de mercados y de gestión. Y cuando esos conocimientos se aplican al servicio público con eficacia, los resultados son visibles.

El tema del tomate no ha terminado. Las negociaciones seguirán, las tensiones arancelarias persistirán y los intereses en juego seguirán presionando desde ambos lados de la frontera. Pero Sinaloa, al menos, ya dejó claro que no irá a ciegas ni solo.

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