¿Polarizados que Combaten la Delincuencia? El Absurdo de las Medidas de Seguridad en Culiacán… por Enrique Corrales

Hoy, mientras navegaba por las militarizadas e inseguras calles de Culiacán, me topé con un spot de radio que rayaba en lo surrealista. Era una campaña de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, y su gran objetivo, su cruzada por la paz ciudadana, era… ¡combatir los vidrios polarizados!

La narrativa de la campaña, si se le puede llamar así, es tan simple como ridícula: prevenir e inhibir riesgos a través de cristales tintados. Es decir, según su lógica barata, la solución a la delincuencia que azota nuestra ciudad no está en una estrategia integral, en inteligencia, en la coordinación con otras corporaciones o en desmantelar las verdaderas redes criminales. No, su gran apuesta es ir contra el ciudadano de a pie, contra los automovilistas que, por estética o por protegerse del sol, llevan sus ventanas oscuras.

Este mes de agosto se presenta como una etapa “preventiva”. Un aviso, una advertencia antes de que caiga el guamazo Y el guamazo llegará en septiembre, con multas que oscilan entre los $1,000 y $2,600 pesos. Pero esto nos lleva a preguntas obvias y esenciales: ¿Cuáles son los criterios para aplicar estas multas? ¿Quién decide qué tan “oscuro” es un polarizado? ¿Será el mismo policía voltea hacia otro lado mientras una camioneta blindada y sin placas pasa a su lado? ¿Medirán con la misma vara a todos los ciudadanos, o habrá excepciones para aquellos que viajan en vehículos oficiales o simplemente para aquellos que circulan en vehículos de lujo?

Pero hay algo aún más profundo y preocupante en todo este espectáculo. La justificación legal de esta medida se basa en la Ley de Movilidad Sustentable. Sin embargo, de acuerdo con abogados y expertos en la materia, dicha ley se encuentra en un limbo legal ya que no cuenta con un reglamento complementario.

Esto no es solo una medida tonta, es la evidencia de la ineptitud de un gobierno municipal que se ha vuelto tímido, torpe y que busca soluciones facilonas para problemas complejos. En lugar de enfrentar la ola de violencia, prefieren atacar a los vidrios de los autos, sustentando sus acciones en leyes que ni siquiera están claras o que directamente no están en vigor.

El Ayuntamiento de Culiacán, con este tipo de campañas y decisiones, solo evidencia lo que son y sus enormes limitaciones como gobernantes. Es una burla a la inteligencia de los ciudadanos y un recordatorio de que, en nuestra ciudad, los verdaderos problemas se ignoran mientras se inventan soluciones ridículas y sin sentido. Es hora de que el gobierno municipal deje de mirar a través de los cristales polarizados y comience a enfrentar la realidad.

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