El amor, la relación entre la CNTE y Morena, un amor que parecía tan prometedor como el aguachile en la playa y que, de repente, se ha vuelto más complicado que una cruda de domingo. Hace unos días, algunos líderes de la CNTE, con una fe ciega que ya quisieran muchos, ofrecieron cinco millones de afiliados a Morena, como si fueran a arreglar todo con una simple promesa de amor eterno. ¿Quién dijo que el amor no puede ser ciego y sordo al mismo tiempo?
La historia comenzó hace años, cuando la CNTE se levantó en armas (figuradas, claro) contra las reformas educativas del copetudo Peña Nieto, buscando un refugio en AMLO, quien prometió derogar todo aquello que les hacía la vida de cuadritos. Sin embargo, lo que parecía una luna de miel se ha vuelto un tira y afloja digno de una novela de enredos al estilo sinaloense. Si así mero, ya ve que aquí es amor por todos lados y por abajo bolas.
Mientras algunos líderes de la CNTE siguen enamorados de la idea de Morena, la realidad se les ha venido encima. La nueva ley educativa, aunque abrogó la reforma de 2013, mantuvo más de un ingrediente de la receta original. Algo así como que cambiaron la cebolla morada por la blanca. El resultado: un platillo que no satisface a los maestros, quienes ahora se manifiestan con más ganas que nunca. ¡Y qué ironía! Mientras sus líderes hacen promesas románticas de afiliación, los maestros en las calles gritan por justicia y condiciones dignas.
Las protestas de la CNTE han escalado, y no es para menos. En un arranque de valentía, bloquearon el acceso a Palacio Nacional y decidieron que la mejor forma de hacerse oír era interrumpiendo la mañanera de Claudia Sheinbaum. ¡Qué manera de demostrar amor! Como si en lugar de buscar diálogo, decidieran plantarse como si fueran los protagonistas de un pinche novelón dramático. “Si no nos escuchan, ¡los bloqueamos!”, parecen decir, mientras sus líderes siguen soñando en grande con esa cifra de cinco millones. Y aunque es una masturbación mental, no falta quien se sienta “curvo de la nación” (arrastrado), pues…
Y aquí está el verdadero chiste: mientras algunos en la CNTE siguen dando su apoyo incondicional a Morena, muchos de sus miembros se sienten traicionados, como si su amor hubiera sido solo un fling de verano. Los maestros están cansados de promesas estúpidas al estilo del régimen contra el que lucharon y de ver cómo sus demandas caen en oídos sordos. La presidenta Sheinbaum les suelta que el presupuesto “no da para más”, y ellos, en el fondo, saben que eso solo es un eufemismo para “no tengo tiempo para ti”. Ya no te ocupo, ya no te doy, y es ahí donde la puerca torció el rabo, pues regalan dinero a lo wey; ¿por qué no darles a los maestros?
Así que aquí estamos, en un escenario donde la CNTE, que una vez fue el amor ardiente de Morena, se encuentra en un dilema: ¿seguirán sus líderes con la fantasía de que todo se resolverá con promesas de afiliación, o finalmente escucharán a sus bases que claman por mejores condiciones? La política es un juego de poder, y en este juego, el verdadero amor no siempre gana. Pero, como buenos mexicanos, esperemos que al menos haya un buen trago para brindar por la confusión y el drama que sigue desenlazándose.
Todo esto, según yo, el Goyo310 fuga.