El Chairo Desencantado: De Defensor a Crítico de la 4T

Tuve la oportunidad de desayunar con un excelente amigo, mi carnal, y aunque le tengo gran estima, este no fue un desayuno normal. No, señores, este fue un encuentro revelador, una especie de terapia de grupo en la que un chairo, pero no cualquier chairo, se soltó a hablar. Este era el chairo que más había defendido la bandera de la Cuarta Transformación, como si le fuera la vida en ello, pero hoy me hizo sentir más confundido que un perro en un baile de gatos.

Estábamos ahí, disfrutando de unos huevos a la mexicana en la Casa de Los Loaiza —donde la comida es mejor que cualquier promesa política— cuando de repente, mi amigo, el chairo desencantado, me suelta: “Estoy harto de esta falsa izquierda Goyo. Tu me conoces y sabes que me duele lo que te estoy diciendo, y tal vez me haya dolido más que a nadie porque yo le puse todo mi corazón a la izquierda”.  Yo casi me caigo de la silla. ¿Qué chingados pasó con el hombre que defendía a Andrés Manuel como si fuera su santo patrón? ¿Dónde quedó ese fervor casi religioso por la 4T?

Este chairo, que antes defendía a capa y espada a los que hoy están en el gobierno, comenzó a criticar la instrumentalización política de la agenda LGTB. “Las marchas no deberían estar patrocinadas por el gobierno, los políticos van a tomarse fotos y sacar raja, porque la izquierda lo convirtió un circo nada más” decía, y yo pensaba: “¿Este es el mismo cabrón que hace un año defendía todo lo que salía de la boca de López Obrador?”. Aparentemente, la realidad lo ha golpeado, y no con un manchón de tinta, sino con un golpe de realidad que lo ha dejado tambaleándose.

Luego, se metió con la agenda feminista, y ahí sí que se soltó. “Es solo una farsa burocrática que no ayuda a las mujeres y no ayuda a nadie, una discurso político que ya cansa y cada vez es más burdo. Un circo para hacer campaña”, me dijo, como si fuera un experto en el tema. “No hay equidad ni igualdad, puro show”, sentenció. Yo lo miraba con los ojos como platos, porque no podía creer que el chairo que una vez se moría en la raya por su partido ahora estaba tan desencantado.

“Presidenta con A es otra cosa que ya cansa, Goyo. ¿Es que nos olvidamos de como hablar?. Quien intelige es inteligente, quien preside es presidente: pero hasta eso nos han quitado, la libertad de llamar a las cosas por su nombre” repetía, y yo no sabía si reírme o llorar. Este hombre que defendía a la 4T con pasión ahora estaba dando un giro de 180 grados, y no era un giro suave, era un trompo que se había descontrolado.

Me sorprendía escucharlo, quién antes no perdía una sola oportunidad de alabar las acciones del gobierno, ahora cuestionando todo lo que había creído. “Estoy harto del mal chiste de la 4T”, decía, y yo no podía evitar pensar que la gente está harta de tanta hipocresía. La promesa de cambio se ha vuelto una broma pesada, y mi amigo, el chairo, ha decidido que ya no es parte del chiste.

Así que, amigo, si hoy decides abrir los ojos y dejar de lado esa bandera que te ha pesado tanto, bienvenido al club de miles de mexicanos. La política es un juego de máscaras, y en este circo, a veces hay que despojarse de las ilusiones para ver la realidad. ¡Salud por los desayunos con los chairos desencantados que nos hacen ver que la vida no es solo blanco y negro, sino un mar de matices y de pendejadas! 

Todo esto, según yo, el Goyo310… y si se estará preguntando el nombre de este chairo, en próximos días se los daré a conocer y quizás hasta en la mesa de análisis más chingona lo vean. ¡Fugaaaaaaa!

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