El mismo circo, distinto color … Por: Jesús Alfonso Durán

¿Extrañar al PRI? Para nada. El viejo partido hegemónico no murió, simplemente se cambió de uniforme: del tricolor al guinda. Lo que estamos viendo en las plazas públicas es la reedición de los mismos rituales políticos que antes criticábamos: acarreos, movilizaciones masivas, eventos llenos para presumir músculo.

Lo paradójico es que muchos de los rostros que antes eran señalados de corruptos y responsables del “viejo régimen” hoy aparecen como actores protagónicos de la llamada Cuarta Transformación, ahora con la etiqueta de “purificados”. El discurso cambió, pero las formas de operar son las mismas.

Morena heredó las prácticas del PRIAN con una naturalidad sorprendente, como si siempre le hubieran pertenecido. El discurso de “no somos iguales” se desmorona cuando vemos que, en realidad, lo son… y hasta con más entusiasmo.

Cómo han cambiado los tiempos … o tal vez no tanto. Los que hoy llenan los eventos de Morena son los mismos que llenaban los eventos del PRI. El detalle no es criticar a estas personas (al final del día, buscan oportunidades y sobreviven dentro de un sistema que así nos ha acostumbrado), la crítica es para la llamada Cuarta Transformación.

Cuando Morena era oposición, señalaba con dedo flamígero el acarreo, la movilización, el uso de recursos públicos para llenar plazas. Hoy, ya en el poder, repiten la misma fórmula que tanto repudiaban.

La “transformación” termina siendo un reciclaje de las mismas mañas de siempre. Al final, los poderosos siguen siendo los mismos, los hilos del poder siguen en las mismas manos y el pueblo sigue siendo el público cautivo de un espectáculo que ya se sabe de memoria.

La 4T llegó juro cambiar la historia, prometiendo el fin del sistema priista, pero en la práctica lo recicló. Las viejas mañas sobrevivieron al cambio de gobierno y se adaptaron a los nuevos tiempos. Lo que cambió fue el color, no la esencia del sistema político.terminó montando el mismo circo de siempre. Lo único nuevo es el color de la carpa.

Y ahí está la pregunta incómoda que nos deberíamos hacer como ciudadanos: ¿de verdad vivimos una transformación o solo una mudanza de poder?.

Lo anterior es la opinión a contra pelo de su servidor, se vale disentir.

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