El precio de desaparecer el FONDEN

Ah qué bonito es México, donde desaparecen los fondos antes que los desastres. Donde se barren fideicomisos con la escoba de la “austeridad” y se deja a la raza con el agua hasta el cuello, literalmente. El famoso FONDEN, ese que servía pa’ que el gobierno ayudara cuando se venía el diluvio, lo borraron de un plumazo porque dizque era corrupto. Pero no contaban con que el agua no entiende de política, ni espera aprobación de Morena pa’ inundar.

El FONDEN no era la octava maravilla, pero servía. Tenía lana guardada, reglas más o menos claras y la gente sabía que cuando la naturaleza se ponía brava, algo llegaba. Ahora lo que llega es el discurso, la selfie y la gira del funcionario que nomás va a tomarse la foto con el lodo atrás.

Nos prometieron que sin el FONDEN todo sería más “directo”. Y sí, directo al desastre, directo a la frustración, directo al olvido.

Veracruz ejemplo del abandono

Mire nomás cómo anda Veracruz. Inundaciones por todos lados, pueblos incomunicados, casas flotando como si fueran lanchas y la raza remando en ollas de pozole. La gobernadora hace lo que puede, pero sin recursos federales, lo que tiene pa’ repartir son más promesas que costales.

Antes, con el FONDEN, se activaban recursos rápido. Ahora hay que esperar que el gobierno federal “valide” los daños, autorice el gasto y se acuerde de que Veracruz también es parte de México. Mientras tanto, la gente vive entre el agua y la desesperanza.

Dicen en los pasillos que los recortes al fideicomiso estatal han sido brutales. Lo que antes alcanzaba para reconstruir escuelas, carreteras y casas, ahora apenas da pa’ unos cuantos bultos de cemento y un discurso bonito.

La mentira del cambio

Nos dijeron que el FONDEN era corrupto, pero a la hora de desaparecerlo no se llevó la corrupción, se llevó la capacidad de reacción. Nos vendieron la idea de un gobierno honesto que ahora sí ayudaría al pueblo, pero el pueblo sigue igual de fregado, solo que ahora sin fondo. Literalmente.

En lugar de ayuda, llegan brigadas con chalecos nuevos y micrófonos listos. En lugar de maquinaria, llegan drones pa’ grabar la tragedia desde arriba y subirla a redes. Y mientras los damnificados esperan una cobija, los políticos se reparten culpas y posan frente al río como si fueran modelos de desastre.

Más burocracia menos humanidad

Antes, cuando había un huracán, se liberaba dinero, se movía la ayuda y se reconstruía. Hoy lo que se mueve es el hashtag. Hay que esperar a que un comité revise, firme y autorice, como si la lluvia pidiera cita previa. Y cuando por fin llega algo, ya pasó el temporal, ya se secó el lodo y ya se perdió la esperanza.

Los estados del sur y del Golfo quedaron a la buena de Dios. Oaxaca, Chiapas, Veracruz, todos metidos en el mismo costal de abandono. El FONDEN era un salvavidas, y lo cortaron justo cuando más se necesitaba. Hoy cada quien se salva como puede, y el que no… pues lo lamentan en la mañanera.

Un país sin red de protección

México se volvió ese amigo que te promete ayudarte a mudarte y nunca llega. Te dice “ahí voy” y tú ya con el agua al pecho. La tragedia ya no se mide en pérdidas, se mide en likes y declaraciones. Y mientras la gente lo pierde todo, el gobierno presume “austeridad”.

No es que no haya dinero, es que hay prioridades, y ayudar a los damnificados no parece ser una. Desaparecieron el FONDEN en nombre del pueblo, pero fue el pueblo el que se quedó bajo el agua.

Y lo más triste es que todavía hay quienes aplauden y repiten que “todo va bien”. Pues sí, va bien… si uno mide el éxito por el tamaño del desastre.

Todo esto según yo el Goyo310Fugaaaaa

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *