Impuestos para la salud: medicinas para la deuda… por Enrique Corrales

Durante años, la Cuarta Transformación vendió la idea de que con honestidad y austeridad el dinero alcanzaría para todo, sin necesidad de subir impuestos. Pero la realidad siempre alcanza a las narrativas, y hoy la nueva administración de Morena se contradice al subir los impuestos de Peña, esos que en su momento satanizaron y calificaron de “puñaladas al pueblo”. Es de un cinismo de caricatura.
La excusa oficial es que el aumento al IEPS de refrescos, tabaco y hasta videojuegos “violentos” es para promover la salud. En ese sentido, la justificación parece perfecta, ¿quién podría oponerse a que los impuestos combatan la diabetes y la obesidad? Sin embargo, como siempre, la narrativa se desmorona cuando se rasca un poco. La realidad es que estos nuevos ingresos no están etiquetados para el sector salud; en cambio, van a un barril sin fondo, el mismo que sirve para tapar los boquetes de la deuda pública.
En el presupuesto de 2026, por cada peso destinado a la Secretaría de Salud, casi cinco se van al pago de la deuda. El presupuesto para salud es de $263,949 millones de pesos, un aumento que apenas supera el 4% o sea la inflación. En contraste, el pago de la deuda pública se ha disparado a más de 20 billones de pesos. La verdadera preocupación del gobierno no es la diabetes, sino el hoyo financiero que la Cuarta Transformación ha creado. El aumento de impuestos son un “raspado de cazuela” desesperado, una medida fiscal para afrontar la deuda, disfrazada preocupación por la salud del pueblo.
Y la cosa empeora si vemos la fotografía completa. México gasta aproximadamente el 5.5% de su Producto Interno Bruto (PIB) en salud, muy por debajo del promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que es del 9.3%. Esta inversión, por sí misma, ya es una vergüenza, y la diferencia es abismal. Mientras otros países industrializados invierten casi el doble de lo que nosotros invertimos en el bienestar de su gente, aquí se opta por una política de recaudación fiscal que finge preocuparse por la salud, pero que en realidad solo está pensando en cómo cubrir la deuda galopante.
La salud pública de México se encuentra en terapia intensiva, y la Cuarta Transformación, en lugar de inyectarle presupuesto, le pone un parche fiscal mientras le dice que la “austeridad” la va a sanar.
No les importa la salud solo quieren recaudar.

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