Vaya, vaya, parece que la diputada Tere Guerra se ha subido a su propio pedestal, y desde ahí, lanza dardos envenenados a cualquiera que se atreva a criticarla. ¿Recuerdan cuando ella era la voz del pueblo en la radio? Esa que se atrevía a señalar las injusticias y cuestionar a los grandes. Ahora, desde su curul, se está convirtiendo en la reina de la censura, como si el micrófono se hubiera transformado en un arma de destrucción masiva.
Con su nueva propuesta de reformar el Código Penal, pretende que cualquier comentario que no le guste se considere “violencia digital”. ¡Por favor! ¿Desde cuándo señalar a alguien se convierte en un ataque? Si así fuera, tendríamos que ponerle bozal a medio Culiacán. Tere, querida, esto no es un juego de “quien no me quiera que no me mire”. La crítica es parte de la democracia, y si no puedes con eso, mejor dedícate a otra cosa.
No puedo evitar reírme al pensar en la Tere valiente de antaño, la que no se callaba ante nada ni nadie. La que le decía a los poderosos lo que nadie se atrevía a decir. Pero hoy, parece que esa valentía se ha evaporado. Ahora está más preocupada por proteger su imagen que por defender los derechos de las mujeres que tanto dice apoyar. ¡Qué ironía! Se supone que está en el poder para servir al pueblo, no para hacerse la víctima.
Los cargos públicos no son un escudo contra las críticas, son un compromiso con la transparencia. Y si piensa que puede callar a todos aquellos que tienen el valor de cuestionarla, se está equivocando de cabo a rabo. La libertad de expresión no es un lujo, es un derecho. Y sí, eso incluye el derecho a criticar a quienes están en el poder.
Afortunadamente, la presidenta, Claudia Sheinbaum, ha dejado claro que no se va a permitir que se legisle en contra de este derecho. Así que, Tere, si realmente te interesa Culiacán, empieza a escuchar a la gente en lugar de intentar silenciarlos. Porque si sigues en esta línea, lo único que lograrás es que te conviertas en el chiste de la clase política.
Así que aquí estamos, en un punto donde no podemos permitir que quienes alguna vez defendieron la crítica, ahora intenten criminalizarla. Esto no es violencia, Tere, es parte de vivir en un país donde la democracia debe ser defendida a capa y espada. Y si no puedes manejar la presión, tal vez deberías reconsiderar tu lugar en el tablero.
Todo esto seguí yo, El Goyo 310… A quien le interesa Culiacán, le debe interesar la democracia, y dirían por ahí que no es lo mismo ser borracho que cantinero. ¡Fugaaaaaa!