Las rejas del Congreso como símbolo de exclusión

En el siempre colorido y tumultuoso mundo de la política sinaloense, la reciente propuesta de la diputada con licencia Almendra Negrete para eliminar las rejas que impiden el acceso al Congreso del Estado ha desatado un verdadero torbellino interno en Morena. Y es que aquí, en “la casa del pueblo”, las rejas no son solo un adorno; son un símbolo de la exclusión que tanto se critica, pero que algunos parecen defender a capa y espada.

La Justificación de las Rejas: Seguridad o Excluyente?

Negrete ha argumentado que estas barreras metálicas, que se justifican bajo el argumento de la seguridad, en realidad atentan contra los derechos de participación ciudadana que están consagrados en la Constitución Política del Estado de Sinaloa. Según el artículo 22 de esta Constitución, el Poder Legislativo debe ser un espacio de acceso abierto, lo que choca de frente con la realidad de las rejas. ¿Cómo pueden los sinaloenses ejercer su derecho a participar y a ser escuchados si tienen que lidiar con un acceso restringido?

La diputada señala que la existencia de estas rejas viola los principios de Parlamento Abierto establecidos en la Ley Orgánica del Congreso del Estado de Sinaloa. El artículo 220 de dicha ley asegura que “toda persona sin excepción tiene el derecho de asistir a presenciar el desarrollo de las sesiones públicas del Congreso”. Entonces, ¿por qué seguimos limitando el acceso a un espacio que debería ser de todos? La respuesta parece estar más en la necesidad de control que en la de asegurar la seguridad.

El Futuro de la Gobernanza: Un Tema de Confianza

La negativa de María Teresa Guerra, presidenta de la Jucopo, a deshacerse de estas barreras plantea serias inquietudes sobre su capacidad de liderazgo. Si no puede quitar unas simples rejas, ¿qué pasará cuando tenga que enfrentar decisiones realmente importantes como gobernadora de Sinaloa? La ambición de Guerra por ser gobernadora se convierte en un tema delicado, porque si su prioridad es mantener las rejas, ¿qué tipo de gobernanza podemos esperar?

La política en Sinaloa ha sido un juego de sombras, y tener rejas que impiden la entrada solo alimenta la idea de que hay algo que ocultar. La propuesta de Negrete no es solo un llamado a eliminar las rejas; es una defensa de la democracia misma, un grito de guerra para que la política deje de ser un club exclusivo y se convierta en un espacio accesible a todos.

La Exigencia del Pueblo y la Responsabilidad de los Legisladores

Las instalaciones públicas, como el Congreso, son financiadas con los impuestos del pueblo, y esto implica que su acceso debe ser garantizado sin distinciones injustificadas. La Ley de Participación Ciudadana del Estado de Sinaloa establece que la participación ciudadana es un derecho fundamental, y que las autoridades tienen la obligación de promover y facilitar dicho acceso. ¿Qué mensaje envía un Congreso que se resguarda tras rejas, cuando debería ser un refugio para el diálogo y el debate?

El artículo 33 de la Constitución Política del Estado de Sinaloa establece que el Estado tiene la obligación de garantizar la seguridad pública. Sin embargo, esto no debe confundirse con crear un ambiente de exclusión. La seguridad se garantiza en la confianza, en la transparencia y en la rendición de cuentas, no en la construcción de muros que aíslen a la ciudadanía. Negar el acceso al Congreso no solo es un acto de exclusión, sino que también es un acto que va en contra de los principios democráticos que deberían regir en toda institución pública.

Un Llamado a la Apertura

La propuesta de Almendra Negrete es un llamado a la acción que va más allá de simplemente quitar unas rejas; es un grito por una Sinaloa más justa, donde todos tengan la oportunidad de ser escuchados y de participar. Si los legisladores no están dispuestos a abrir las puertas de su propia casa, ¿cómo pueden esperar que la ciudadanía confíe en ellos?

En este circo que es la política, la gente ya está cansada de ver cómo se toman decisiones a puertas cerradas. Es hora de abrir esas rejas y dejar entrar no solo la luz, sino también el aire fresco de la participación ciudadana. La política debe ser un espacio donde todos tengamos voz y voto, no un lugar donde se nos limite el acceso.

Así que, mientras la lucha por eliminar las rejas continúa, recordemos que la política debe estar al servicio del pueblo. La propuesta de Negrete no es solo un acto simbólico; es una invitación a repensar la relación entre los ciudadanos y sus representantes. En Sinaloa, el poder reside en el pueblo, y es hora de que ese poder se ejerza plenamente. ¡Que caigan las rejas y que empiece la verdadera democracia!

Bueno, todo esto según yo, el Goyo310… las rejas, símbolo de la hipocresía de los que antes ni las querían. ¡Fugaaaa!

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